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Creo que una de las cosas que tienen en común la mayoría de las personas a las que admiro y de las que intento aprender es la pasión. Incluso me atrevería a decir que más allá de la pasión, son las ganas. Y es que sea lo que sea lo siguiente que vayas a hacer, las ganas con que lo hagas determinarán en gran medida el resultado que obtendrás .

Con esto no quiero decir que sólo con hacer las cosas con ganas te saldrá siempre todo bien. Nada más lejos de la realidad. Sin embargo la actitud es precursora de la aptitud, ya que por mucho que tengas alguna suerte de talento innato, este deberá ser desarrollado para poder alcanzar su nivel máximo de brillantez. Creo firmemente que la mediocridad no se alimenta de falta de talento, si no de falta de ganas.

Este es un comportamiento que llevo observando durante muchos años (en primera, por suerte cada día un poco menos, y en tercera persona), especialmente en el mundo laboral. Cualquier excusa es buena: no me pagan lo suficiente, no se me valora, me siento estancado… Ciertamente son situaciones que no sólo son reales, si no que además no se me ocurre nada más desmotivador. Sin embargo son situaciones que escapan a nuestro control, y por tanto no podemos permitir que sean ellas las que dirijan nuestros actos.

Ante este tipo de situaciones podemos decidir cambiarnos de trabajo, mejorar, crecer. Por desgracia solemos quedarnos en el mismo sitio, quejándonos, y adaptamos nuestra calidad y buen desempeño a estos criterios externos, lo que en la mayoría de los casos provoca que trabajemos peor de lo que podríamos trabajar. ¡Muy mal! ¿Cómo pretendemos ser mejores si no hacemos las cosas siempre lo mejor que podemos?

Decía un poco más arriba que no por hacer algo con muchas ganas nos saldrá necesariamente bien. El aprendizaje, la mejora continua, es el único camino hacia la maestría. Pero aprender sin ganas es dificilísimo. Todo camino tiene un principio y un final. El camino que une dichos puntos puede ser más o menos largo, más o menos difícil. Pero el mayor obstáculo que encontraremos si decidimos recorrerlo será la ausencia de ganas.

Hazlo con ganas, con ganas de verdad. Todo. Siempre. Verás como en muy poco tiempo tu vida empieza a cambiar ;)

P.D. En la foto de cabecera podéis ver a mi buen amigo Blin (Pablo Nicieza, Pablin), una gran persona que a pesar de su juventud (le saco 15 años) siempre me enseña un poco de actitud cuando disfruto de su compañía. Tengo en mente hacer un proyecto nuevo con él, de momento sigue cogiendo forma en mi cabeza pero estoy seguro que cuando lo hagamos os gustará el resultado. Lo haremos, como siempre, ¡con ganas!