Seleccionar página

De aprendices y maestros a jefes y empleados

Creo que uno de los mayores problemas del mundo empresarial “moderno” es que hemos pasado de aprendices y maestros a jefes y empleados, pero se nos ha olvidado cambiar las reglas del juego.

Puede parecer lógico, al menos desde un punto de vista conservador, que un maestro tome las decisiones y un aprendiz acate las “órdenes”. Cuando hablamos de aprendiz y maestro todos tenemos clara la foto. Dos personas realizando el mismo, o casi el mismo trabajo, con la salvedad de que una tiene muchísima más experiencia y pericia que la otra. Y aunque creo que existe cierta predisposición, al talento se llega después de muchas horas de trabajo, así que no me parece mala forma de actuar.

El valor de las cosas

Después de darle muchas vueltas he decidido empezar el blog con una historia. Una bonita historia zen que espero os incite a la reflexión. Antes de empezar un cambio tenemos que situarnos. Muchos tienen claro el destino, pero si no conocemos el origen difícilmente podremos trazar nuestra ruta. Para dar el primer paso lo fundamental es saber dónde estamos, y no dónde queremos llegar. Igual que para encontrarse hay que perderse, no buscarse ;)

No me entretengo más, os dejo ya con la historia, ¡espero que la disfrutéis!

El valor de las cosas

Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más? El maestro, sin mirarlo, le dijo:

-Cuánto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizás después… -y haciendo una pausa agregó- Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.

-Eh… encantado, maestro -titubeó el joven- pero sintió que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas.