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Creo que uno de los mayores problemas del mundo empresarial “moderno” es que hemos pasado de aprendices y maestros a jefes y empleados, pero se nos ha olvidado cambiar las reglas del juego.

Puede parecer lógico, al menos desde un punto de vista conservador, que un maestro tome las decisiones y un aprendiz acate las “órdenes”. Cuando hablamos de aprendiz y maestro todos tenemos clara la foto. Dos personas realizando el mismo, o casi el mismo trabajo, con la salvedad de que una tiene muchísima más experiencia y pericia que la otra. Y aunque creo que existe cierta predisposición, al talento se llega después de muchas horas de trabajo, así que no me parece mala forma de actuar.

Ahora pensar por un momento, si trabajáis en una empresa, cuántos de vuestros jefes podrían hacer vuestro trabajo muchísimo mejor que vosotros. Muy pocos, ¿verdad? ¿Y cuál es vuestra capacidad de decisión sobre vuestro área de conocimiento? Si es alta ¡enhorabuena! Si no, sigue leyendo ;)

Una vez más la lenta adaptación al cambio nos hace ir varios pasos por detrás de la realidad. Tenemos modelos de gestión obsoletos que funcionaron en el inicio de la transición, cuando estábamos dirigiendo el cambio y creábamos eso que ahora llamamos empresas. Sin embargo ahora el cambio ya se ha establecido y estos modelos han dejado de funcionar, así que tenemos que ir pensando seriamente en cambiar las reglas del juego.

Tenemos que olvidar las jerarquías y hablar de competencias y responsabilidades. Tenemos que pasar de jefes a líderes, y dirigir a las personas acompañándolas en el desarrollo de su máximo potencial. Y tenemos que re-aprender el concepto de gestionar.

Gestionar no es exigir que se cumplan nuestras órdenes, gestionar es saber obtener el máximo de cada persona, situación o recurso, aunque eso no coincida con nuestros planes. Tenemos que romper con la comodidad del plan; que no es no tenerlo, es no adaptarlo ni hacer los cambios necesarios para conseguir nuestro objetivo. Es más fácil presionar, pero no se le pueden pedir peras al olmo.

Más del 90% de la gente (y puedes comprobarlo lanzando esta pregunta al aire en cualquier momento en el que estés acompañado) cree firmemente estar por encima de la media. No hay que ser matemático para ver el error. Aunque el potencial de cada persona es ilimitado (creo que si te lo propones puedes estar por encima de la media en cualquier cosa), lo que podemos obtener de cada persona hoy no es su potencial, sino su realidad. Y por eso decía lo de las peras y el olmo.

Os dejo una pequeña reflexión para que podáis sacarle el máximo partido a vuestra realidad. Sobre el potencial ya hemos hablado y seguiremos haciéndolo, pero no hay que perder de vista nunca en que punto del camino estamos.

Si cada uno hace lo que sabe hacer, de la mejor forma que sabe hacerlo, las cosas saldrán de la mejor manera que podrían haber salido.Y sólo hay dos formas de variar este resultado: el aprendizaje, o la sustitución.

Créditos de la foto de cabecera: Joan Grífols