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Existe cierto reparo a la hora de hablar sobre el concepto «marca personal». Parece que es algo de famosos o de modernos, pero nada más lejos de la realidad. Todos tenemos una marca personal. Cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven los demás, esa es nuestra marca personal. Y cuanto más se acerquen estas dos posturas mejor.

Esto no es nada nuevo, hace años en los pueblos se le llamaba reputación. La gran diferencia es el impacto. A día de hoy el círculo de interacción social de una persona de 20 años puede ser diez o más veces superior al de una de 50. Ya les gustaría a muchos bloggers, twitteros o instagramers tener los seguidores de muchos quinceañeros…

Pero, ¿por qué es importante? Si preguntas a la gente qué hace, te sabrán responder. O si les preguntas dónde o cómo lo hacen. Incluso alguno te dirá sus motivos y sabrás por qué lo hace. Sin embargo, pocos saben responder a la pregunta ¿quién lo hace?

¿Quién eres? ¿Cuál es tu historia? Si no tienes muy claro cómo responder a estas preguntas no te preocupes, siempre puedes empezar a contar una historia nueva a partir de ahora. ¡Pero hazlo! Si miras a tu alrededor verás como toda la gente a la que admiras tiene una historia. Y es que aunque la marca personal se suele asociar a una forma de venderse a los demás, yo prefiero verla como un proyecto de vida dónde ir moldeándonos a nosotros mismos hacía lo que queremos ser.

Nos guste o no vivimos en un momento donde lo social está en auge. Y nos guste o no, no contar ninguna historia también es contar una historia. Una historia mala e inconexa, pero una historia al fin y al cabo. Si ya has empezado, ¡enhorabuena! Si todavía no lo has hecho te animo a que empieces. Quizá pensando en la historia que te gustaría contar cojas fuerza para contarla.

Resumiendo
Todos tenemos una imagen de marca
Si no te importa tu imagen de marca tu tampoco le importarás a ella
Si no te gusta cámbiala, pero no olvides que las historias se cuentas con hechos ;)