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Escucho muchas veces eso de «a mi me encantan las críticas, ¡pero solo las constructivas!». Si bien es cierto que las críticas deberían ser siempre así, constructivas, hoy quiero hacer una pequeña reflexión sobre lo que de verdad depende de nosotros. No podemos decidir como van a ser las críticas que recibamos, pero si podemos elegir qué queremos hacer con ellas.

Debemos evitar llevar las críticas al lado personal. No es fácil, nos están atacando y queremos defendernos, pero con esa reacción no conseguiremos nada bueno. Veo con demasiada frecuencia como muchas personas, ante una crítica, buscan la manera de tirar por tierra los argumentos que están siendo utilizados en su contra. Si la crítica falla, yo gano. ¿Seguro?

Pensemos por un momento de esta otra manera. Quizá la crítica falle y sea fácil de desmontar con un par de razonamientos pero, ¿cuanta verdad esconde, al margen de los argumentos? Que el ejemplo elegido no haya sido del todo afortunado o que las palabras utilizadas sean fácilmente rebatibles pueden hacernos caer en la trampa de querer ganar, perdiendo una maravillosa oportunidad para reflexionar, y aprender.

La próxima ver que alguien te critique intenta escuchar sin juzgar, sin dejarte llevar por las emociones. No busques el fallo en la crítica, busca la verdad que pueda esconder. No siempre la encontrarás, pero muchas veces las críticas tienen parte de razón, y es con eso con lo que tenemos que quedarnos. Cuando se trate de escuchar críticas no busques ganar, busca mejorar.