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El pesimista se queja del viento. El optimista espera que cambie. El realista ajusta las velas
William George Ward

La vida está llena de dualidades. El bien y el mal, el día y la noche, la cara y la cruz. Hay que ser optimista y positivo, pero no podemos perder de vista la realidad en ningún momento. Y a veces hay que resignarse. Es estúpido pensar que siempre podemos cambiarlo todo. No siempre es así. En la vida hay muchas cosas que no dependen de nosotros, y malgastar tiempo y energía en intentar cambiarlas es agotador. Tanto, que cuando tengamos delante lo que si podemos cambiar, quizá ya no tengamos fuerzas para hacerlo.

Esa es la clave. Tenemos que aprender a reconocer lo que si depende de nosotros y lo que no, y cuando algo no dependa de nosotros tenemos que aprender a resignarnos. Al principio nos sentiremos frustrados. No es placentero asumir que no podemos hacer nada para cambiar algo que no queremos que sea así, pero solo cuando lo entendamos podremos seguir adelante, con resignación, pero cogiendo fuerzas en lugar de desgastarnos para cuando llegue el momento en el que sí podamos tomar cartas en el asunto, hacerlo con toda la energía posible.

Las emociones son estados temporales, y todas tienen su emoción contraria. Pretender ser feliz todo el tiempo es como pretender que no llueva nunca. Lo que si está en nuestra mano es no regodearnos con la tristeza. Tenemos que darlo todo sólo cuando podamos influir en el resultado final. Seamos listos y dejemos de luchar contra los elementos.

Por mucho que lijemos una moneda siempre tendrá dos caras
Anxo Pérez

Foto de portada: TrIco741