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Problemas al generar nuevos hábitos

A nuestro querido cerebro le gustan los hábitos. Energéticamente hablando son bastante baratos y ya sabemos que nuestro cerebro es un gran ahorrador. El problema es que generar nuevos hábitos implica un cambio, y los cambios no le gustan tanto. Ni son tan baratos.

Todavía estamos lejos de empezar un nuevo año y hacer todos esos planes y promesas que harán que nuestra vida mejore. ¡Año nuevo vida nueva! Sin embargo estoy seguro que muchos de esos planes del año pasado hace ya tiempo que cayeron en el olvido. ¿Por qué nos pasa esto? ¿Qué hace tan difícil generar un nuevo hábito? Seguro que hay más, pero aquí os dejo una lista de algunos obstáculos con los que nos solemos encontrar a la hora de generar un nuevo hábito.

Pérdida de motivación

Empezar un nuevo hábito es bastante sencillo. ¡Estamos motivadísimos! La idea de cambiar y ser mejores nos gusta tanto que nos da la fuerza necesaria para empezar una nueva dieta, un plan de entrenamiento o dejar de fumar. El problema es que a los pocos días de empezar esa motivación se va viniendo abajo. La realidad supera la ficción y no es tan bonita como habíamos imaginado, así que abandonamos antes de poder obtener la recompensa.

¿Cuál es tu marca personal?

Existe cierto reparo a la hora de hablar sobre el concepto «marca personal». Parece que es algo de famosos o de modernos, pero nada más lejos de la realidad. Todos tenemos una marca personal. Cómo nos vemos a nosotros mismos y cómo nos ven los demás, esa es nuestra marca personal. Y cuanto más se acerquen estas dos posturas mejor.

Esto no es nada nuevo, hace años en los pueblos se le llamaba reputación. La gran diferencia es el impacto. A día de hoy el círculo de interacción social de una persona de 20 años puede ser diez o más veces superior al de una de 50. Ya les gustaría a muchos bloggers, twitteros o instagramers tener los seguidores de muchos quinceañeros…

Pero, ¿por qué es importante? Si preguntas a la gente qué hace, te sabrán responder. O si les preguntas dónde o cómo lo hacen. Incluso alguno te dirá sus motivos y sabrás por qué lo hace. Sin embargo, pocos saben responder a la pregunta ¿quién lo hace?

El efecto ganador

A todos nos gusta ganar, ¿verdad? Además, los ganadores suelen ganar siempre (o casi siempre), y cuando existe un patrón suele tener una justificación detrás. ¿Por qué sucede esto?

Ya os comentaba ayer cuando hablábamos sobre dividir y vencer que el efecto ganador (winner effect) nos iba a ayudar, y aquí os dejo un vídeo de redes donde el psicólogo Ian Robertson nos cuenta en poco más de 15 minutos todo lo que necesitamos saber para sacarle partido.

Aunque el éxito también tiene su cara fea, ya que para bien o para mal actúa como una droga y puede llegar a intoxicar nuestro cerebro (intoxicación producida por un exceso de testosterona y dopamina). El poder corrompe, y la ciencia ya lo ha confirmado. Después de ver este vídeo entenderás porqué tu jefe se comporta a veces de manera tan egoísta o como pudo influir todo esto en la crisis de 2008, y sabrás que el éxito utiliza los mismos circuitos neuronales que el sexo y la cocaína (el circuito de recompensa dopaminérgico).

El almacén abandonado

Si piensas que eres demasiado pequeño para marcar la diferencia,
intenta dormir con un mosquito en la habitación.

Me encanta este proverbio africano, y es que son los pequeños detalles los que acaban marcando la diferencia. Muchas veces pensamos que nuestros actos no son lo suficientemente trascendentales como para provocar un gran cambio, pero nos equivocamos. Voy a contaros un pequeño cuento…

Había un almacén abandonado a pocos metros del camino que comunicaba los dos pueblos más cercanos. El almacén no pertenecía a ninguno de los pueblos. Estaba en un terreno privado y había sido utilizado para diferentes ensayos en el pasado, pero llevaba ya más de seis meses sin actividad y, visto desde fuera, empezaba a notarse.

El almacén tenía varias cristaleras para iluminar bien su interior de forma natural, pero dichos cristales empezaban a estar demasiado sucios. Sin embargo, ya que nadie iba a trabajar en su interior a nadie pareció importarle. El tiempo siguió pasando y llegó un día en el que dichas cristaleras tenían tanta suciedad que parecían formar parte de los muros.