El otro día terminaba con un ¡prioriza y empieza! como arma contra la pereza y la procrastinación, y para no volvernos locos empezando mil cosas sin terminar ninguna. Si, lo sé, solo sirve para cosas fáciles. Quiero decir que serviría para escribir un post en nuestro blog, pero no para escribir un libro. Y en nuestra vida hay de las dos cosas así que es una pena pero…
No tienes que ser el mejor para empezar, pero tienes que empezar para ser el mejor.
Les Brown
Un momento, ¿y si le damos la vuelta?. El problema de los grandes objetivos es que nos resultan muy difíciles de manejar. Son muchísimas cosas las que tenemos que tener en cuenta y eso carga nuestra memoria de trabajo con tanta información que nos satura, impidiéndonos pensar con claridad. Si sólo pensamos en el resultado final no pondremos demasiado cariño en los detalles, y si sólo pensamos en los detalles no llegaremos nunca al final. ¿Y el escenario bueno?. ¡Divide y vencerás!
No es tan fácil como puede parecer, pero sin duda es el camino correcto. Muchas veces no seremos capaces de identificar esos pequeños logros que juntos nos llevarán a nuestro objetivo. Lo más normal al principio es que hagamos divisiones demasiado grandes o demasiado pequeñas. Si son demasiado grandes seguiremos perdidos, y si son demasiado pequeñas nos costará demasiado tiempo y trabajo gestionarlas y el avance será muy lento. No importa, en cualquier caso estamos mejor que antes, y como para todo en esta vida necesitamos un periodo de práctica para aprender ;)
Nadie sube todos los peldaños de una escalera de un solo paso. Está en nuestras manos ir dibujando pequeños escalones que nos ayuden a subir, pasito a pasito, hacia nuestro objetivo. Da mucho menos miedo dar un paso sabiendo que debajo de nuestros pies habrá algo firme, ¿verdad?. ¿Y qué me dices de la confianza que coges después de dar unos cuantos pasos en firme? En los próximos días hablaremos del efecto ganador, que es importantísimo para alcanzar nuestras metas y se ve muy beneficiado si dividimos nuestros objetivos.
¿A qué esperas? Divide, prioriza y ¡empieza!.