Típicos tópicos del mundo laboral – Intro
Hace un par de semanas tuve el gran placer de poder compartir mi experiencia con unos estudiantes de grado medio, que pocos días después empezarían un periodo de tres meses de prácticas para concluir su formación de dos años y adentrarse de lleno en el mundo laboral.
Me costó mucho elegir el tema, pero al final lo conseguí y me gustó mucho el resultado, así que he decidido hacer una serie de entradas en el blog con el contenido de la charla. ¡Espero que os gusten!
Empecé con un par de reflexiones.
Nunca os quedéis parados por no poder hacer algo perfecto. Algo un poco menos perfecto, pero terminado, siempre será mejor que algo supuestamente perfecto sin acabar.
Me costó mucho preparar la charla. Me habría resultado muy sencillo contar algunas cosas técnicas, incluso hablarles de alguno de los muchos proyectos en los que he participado. Pero mi objetivo no era enseñarles nada, si no intentar motivarles para que empezaran su carrera profesional con ganas, con la esperanza de que con esfuerzo y trabajo se puede conseguir casi cualquier cosa.
leer másSolo hace falta una salida
Cuando escuché esta historia en el VI Congreso de Mentes Brillantes organizado por El Ser Creativo me hizo reflexionar: primero por el tipo de experimento, probablemente desagradable para los amantes de los animales, y segundo porque me sentí reflejado en las conclusiones del mismo. La ponente a la que ahora robo esta pequeña historia fue Rafi Santos, escritora de Levantarse y Luchar (libro que, por fin, acabo de empezar a leer hoy mismo) y presidenta del Instituto Español de Resiliencia (entre otras muchas cosas).
Todos y cada uno de nosotros, desde los más afortunados hasta los más cenizos, atravesamos a lo largo de la vida algunos episodios traumáticos. Y es algo que no podemos evitar. Ni debemos intentarlo. Tenemos que ser conscientes de que antes o después nos vamos a caer, sí o sí, así que quizá lo más apropiado no sea intentar que esto no suceda, si no aprender a levantarnos. Repito una vez más por si alguno no lo tiene claro: no lo dudes, algún día, te caerás.
La historia tiene origen en Munich. Una empresa farmaceútica hacía experimentos con ratones, a los que provocaban estrés para desarrollar su resiliencia. El experimento consistía en introducir ratones en una cubeta llena de agua y sin salida. Los ratones se ponía a nadar dando vueltas alrededor de la cubeta en busca de esa salida inexistente. Aproximadamente en la vuelta 50 los ratones se rendían, dejaban de nadar, y se hundían.
leer más¿Cuánto son 2 más 2?
No nos enseñan a pensar, nos enseñar a responder. A solucionar problemas. Bien, pero, ¿qué preguntas?, ¿qué problemas?. Veamos un ejemplo que se me quedó grabado a fuego en el cerebro la primera vez que lo escuché.
¿Cuánto son 2 más 2? Está claro que todo el mundo es capaz de responder a esta pregunta sin realizar ningún esfuerzo cognitivo. Y tiene su utilidad, no puedo negarlo. Sin embargo creo que se queda corta. Pensemos por un momento en esta otra pregunta, casi igual, pero que para mi representa muy bien como debería ser la educación. ¿Cómo podemos conseguir un 4? Podemos sumar 2 más 2, restarle 1 a 5, dividir 8 entre 2… ¡hay infinitas respuestas! Y cada cual más simple o más compleja, ya que también podríamos haber respondido raíz cuarta de 16 ó 23.477.416 entre 5.869.354. Incluso operaciones de varias lineas llenas de símbolos raros de esos que utilizan los matemáticos. Y todas y cada una de las respuestas son igual de válidas.
leer másLa intuición también se equivoca
La intuición tiene muchas cosas buenas, pero como todo en esta vida, tampoco es perfecta. La heurística que utiliza la intuición para tomar decisiones o resolver problemas viene acompañada de una serie de sesgos que hacen que cometamos errores predecibles. El problema es que aún sabiéndolo, la probabilidad de seguir cometiéndolos es bastante alta.
Vamos a ver un ejemplo (simplificado) extraído del libro Pensar rápido, pensar despacio de mi tocayo Daniel Kahneman que espero os haga reflexionar, si no para evitar cometer este tipo de errores (algo altamente improbable, como comentaba al principio), al menos para ser conscientes de su existencia. El experimento propone asignar una probabilidad de pertenencia a un grupo basándose en una descripción de cada individuo (utilizaremos un grupo de 100 personas de las cuales 70 son ingenieros y 30 son abogados).
Os propongo que vosotros mismos asociéis una probabilidad después de leer la siguiente descripción de Juan, uno de los integrantes de nuestro grupo, antes de continuar leyendo.
Juan es un hombre de 30 años. Está casado y no tiene hijos. Es un hombre con aptitudes y muy motivado, y es una persona muy prometedora en su campo. Sus colegas lo aprecian mucho
¿Qué opináis? ¿Cual es la probabilidad de que Juan sea ingeniero?
leer másQuerido mini-yo
Hace unas semanas, mientras hablaba con una amiga, se me pasó por la cabeza la idea de escribir un post sobre lo que le diría a mi yo de 18 años. Y lo que me gustaría que me respondiera. No se me ocurre mejor momento para escribirlo que dos días antes de mi 37 cumpleaños. Sería más bucólico con 36, justo el doble, lo sé. Pero las cosas suceden cuando tienen que suceder.
Hablemos, querido mini-yo…
– ¡Atrévete! Ya sé que da miedo, de verdad que te entiendo, pero tienes que atreverte.
– Pero… ¿a qué?
– ¡A todo! A todo eso que pasa más de unos pocos segundos en tu cabeza. A todo lo que vuelve a ella sin pedir permiso de forma recurrente. Vamos, sabes de lo que hablo. A lo que de verdad te importa.
– Ya claro, pero decirlo es muy fácil… ¿Y si me sale mal? ¿Y si me rechazan? O peor todavía, ¿qué pasa si nadie me entiende? ¿qué hago si se rien de mi?
– Entiendo, déjame recordar… necesito hacerlo para entenderte. Ahora nuestras prioridades han cambiado pero si, recuerdo que cuando yo era tú, las cosas no eran tan fáciles. Tienes razón. Quizá si hacemos un ejercicio juntos me entiendas mejor, ¿te atreves?
– Tienes buen aspecto, parece que las cosas no te van mal. Y acabas de decirme que tengo que atreverme así que… ¡vale! ¡me atrevo! ¿Qué podría salir mal? En el fondo no nos ve nadie…
– Imagínate por un momento que tuvieras que mantener esta misma conversación con tu yo de 9 años. ¿Qué le dirías? Piénsalo unos segundos, es importante. Podría cambiarte la vida.
Esto (por desgracia) SI es humano
Es difícil reflexionar sobre estos temas. Al menos para mi, ya que nunca encuentro una respuesta que me satisfaga. Lo que si tengo bastante claro es que, al contrario de lo que dice el Papa Francisco, esto SI es humano.
Toda esta maldita historia de religiones y guerras es inequívocamente humana, y nunca ha sido ni será vista en ninguna otra especie del reino animal. El problema es que no tengo muy claro que pueda llegar a existir un mundo justo. No es un camino imposible pero si es un camino largo. Muy largo. Quizá demasiado.
Si nos fijamos una vez más en el mundo animal (salvaje) podemos comprobar que triunfa la ley del más fuerte. Y eso no nos gusta. Y huyendo de ese camino creamos la ley del más listo. Y la ley del más rico también. Y la del más guapo. Y muchas leyes más, pero siempre la ley del más algo. Por desgracia en esas leyes siempre hay un ganador, y muchos perdedores. Y si, lo de ganador es relativo, ya que sólo el que gana considera algo así una victoria.
Tenemos que seguir mejorando mucho como sociedad, como individuos. Y un gran comienzo sería empezar a respetarnos un poquito. Pero somos tan prepotentes que queremos tener siempre la razón, y todo aquel que nos la quita es nuestro enemigo. El día que nos demos cuenta que si nos ayudáramos unos a otros todos saldríamos ganando…
leer másEl olvido de la duración y la regla del pico final
Aunque el título del post es bastante sugerente, quiero que por un momento medites sobre la siguiente cuestión: ¿cuánto crees que influye la duración de un evento en nuestra forma de recordarlo? Una vez más le toca a mi tocayo Daniel Kahneman ilustrar el post con uno de los experimentos que realizó para intentar comprender mejor el comportamiento humano. El experimento consistía (de forma resumida) en lo siguiente:
A un amplio grupo de personas se les sometió a dos situaciones en las que experimentarían un dolor moderado, y luego se les ofreció la posibilidad de repetir una de ellas. La primera situación consistía en mantener la mano introducida en un recipiente con agua fria (a 14 grados) durante 60 segundos. La segunda situación repetía la experiencia pero esta vez durante 90 segundos, y durante los últimos 30 se introducía agua caliente en el recipiente (al final del experimento el agua estaba a 15 grados, y la sensación de dolor era un poco menor). Cada evento se debía realizar con una mano diferente para después decidir con qué mano les gustaría repetirlo.
La razón nos dice que la opción más ventajosa sería la de repetir la primera experiencia (la de los 60 segundos). En la segunda añadimos gratuitamente 30 segundos extra de dolor de forma innecesaria (bajo nuestra elección), así que nadie en su sano juicio la elegiría. Sin embargo, el 80% eligieron repetir la segunda experiencia. ¿Por qué? Porque no somos tan racionales ;)
¿Te la juegas?
Hoy toca hablar un poco más de economía del comportamiento y toma de decisiones. La mayoría de las personas (y las teorías económicas clásicas) parten de la base de que el ser humano es un ser racional. Sin embargo, como dice Dan Ariely, somos predeciblemente irracionales, y leyendo a Daniel Kahneman me he encontrado con un bonito ejemplo bastante ilustrativo de este concepto que quiero compartir con vosotros.
Imaginemos que alguien nos propone un juego con las siguientes probabilidades
50% de ganar 200€
50% de perder 100€
¿Jugarías? Si eres como la mayoría de las personas, no. Aunque el juego sea favorable (igualdad de posibilidades de ganar que de perder, con una posible ganancia que duplica la posible perdida) inconscientemente pensaremos cómo de bien nos sentiríamos con 200€ más, y también cómo de mal nos sentiríamos con 100€ menos. Y lo negativo siempre tiene más peso para nuestro querido cerebro primitivo así que la posible ganancia no compensará la posible pérdida y rechazaremos el riesgo por aversión a la pérdida.
Historia de una foto
Últimamente he tenido el placer de acompañar a mi buena amiga Anyta Madrazo en alguna de sus sesiones de autorretrato. Me encanta la fotografía, pero sobre todo me gusta el trabajo que hay detrás de las cosas; el que no se ve. Y por eso no he podido resistir la tentación de hacer un pequeño making-of de su última foto, «Pasar página», que es la foto que encabeza este post. Podéis ver el vídeo al final ya que claro, tampoco podía resistirme a la idea de compartir con vosotros unas pequeñas reflexiones.
Tenemos que atrevernos más. Ya lo he dicho en varias ocasiones pero es que no hay nada que me de más rabia que una idea que muere sin haber sido tan siquiera intentada. Tenemos la imaginación oxidada por represión. A todos se nos ocurren cosas geniales pero muy pocos son los que se atreven a materializarlas.
Creo que somos cada vez más esclavos de la recompensa a corto plazo. Es increíble, lo sé, yo también la he probado. Pero nos limita demasiado. Para hacer esta foto quedamos a las 9.30 de la mañana y no paramos hasta las 17.00 de la tarde. Pero eso no fue lo más difícil. Lo más difícil lo hizo mi amiga Anyta cuando unos días antes se le pasó esa idea por la cabeza y, aún sabiendo que era algo que no podría hacer inmediatamente y que le costaría bastante trabajo, decidió llevarla a cabo.
leer másEmpieza el día al acostarte
Si si, no me he vuelto loco. Aunque como supongo que para la mayoría de vosotros el día empieza cuando os despertáis, pensaréis que ya no hay nadie a los mandos de mi querido cerebro. Suena un poco prepotente pero espero que muchos cambiéis de opinión después de leer este post ;)
Comenzaba diciendo que el día empieza al acostarte, y por eso desde hace un tiempo tengo en mi mesita de noche lo que podéis ver en la foto: un libro, una llave para quillas y una tarjeta de nosolocoaching (si, esta web). No son cosas que suela utilizar estando en la cama (el libro si, aunque normalmente no leo en la cama), sin embargo me recuerdan que tengo que leer un rato cada día para seguir aprendiendo cosas nuevas, que tengo que entrenar si quiero seguir surfeando cuando tenga la oportunidad de acercarme al mar, que aunque ahora mismo no me sobre el tiempo tengo que seguir escribiendo posts como este si quiero que mantener vivo este pequeño proyecto al que tanto cariño le tengo…
Cada noche, antes de dormirme, hago una evaluación rápida sobre cómo van las cosas y decido dónde pondré más peso el día siguiente. Si llevo unos días sin entrenar planifico el día en función del entrenamiento que quiero hacer (si, pongo el entrenamiento como elemento principal del día), si llevo tiempo sin leer me dejo libre un rato por la tarde porque por la noche sé que estaré cansado y me dará pereza, si llevo tiempo sin escribir me reservo un rato para meditar (se me suelen ocurrir ideas cuando me relajo y salgo del ritmo diario). Si todo va bien y considero que está equilibrado simplemente sonrío e intento dormirme pensando en nuevas ideas.
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