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Espera un momento, ¿por qué no? Vale, si, se supone que engañar no está bien. No debemos mentir ni a los demás ni a nosotros mismos pero, ¿es tan malo el engaño? Personalmente quería profundizar un poco en la materia y por eso los dos últimos libros que han pasado por mis manos han sido «Por qué mentimos, en especial a nosotros mismos» de Dan Ariely y «El punto ciego» de Daniel Goleman. Dos puntos de vista diferentes sobre un mismo tema de los que saco una conclusión sencilla y quizá algo incómoda: ¡todos mentimos! Aunque tampoco estoy diciendo nada nuevo, ¿verdad? ;)

¿Por qué lo hacemos? A estas alturas del juego nadie debería sorprenderse si digo que el engaño es, como casi todo lo que hace el cerebro, una herramienta de supervivencia. Distorsionamos la realidad (y lo hacemos directamente a nivel inconsciente) para evitar el dolor, para evitar cualquier cosa que pueda generarnos ansiedad. Y en este proceso tienen mucho que ver las endorfinas, que mitigan el dolor pero reducen la capacidad de atención, y la ACTH (hormona adenocorticotrópica) que tiene un efecto radicalmente opuesto (ambas sustancias se liberan al inicio de cualquier situación estresante). La atención y el dolor están relacionados químicamente. A menos atención, menos dolor. Y por este motivo el cerebro desvía nuestra atención lejos de lo que nos produce dolor.

En un mundo perfecto esta última afirmación no sería muy bien recibida. En el mundo real, sin engaño (incluido el autoengaño) la vida sería mucho más difícil. Tanto a nivel personal como a nivel social (trabajo, familia, amigos…). ¿Os imagináis como sería un día en el trabajo si todo el mundo fuese sincero al 100%? ¿Si no pudiéramos darnos esos mensajes de ánimo a nosotros mismos cuando las cosas se ponen feas? Nuestro día a día estaría lleno de conflictos y tendríamos muchos más miedos. Vivir sería aterrador, y agotador.

Como todo en esta vida, y cada día que pasa estoy más convencido de ello, la clave está en alejarse de los extremos y buscar el equilibrio. El engaño en si mismo no es ni bueno ni malo, si no un mecanismo de atención selectiva que hace que veamos solo lo que queremos/necesitamos ver en cada situación. Es inherente a la realidad del ser humano y lejos de huir de el, tenemos que intentar comprenderlo y aprender a gestionarlo. Quizá deberíamos aprovechar los momentos en que nos sentimos fuertes para echar un vistazo a esas cosas que nos generan ansiedad, pero debemos huir de ellos si nos sentimos débiles o terminarán de hundirnos.

Por si alguien todavía no se lo cree, no podemos olvidar que aunque tenemos la capacidad de razonar, seguimos siendo animales. Y el engaño está muy presente en el mundo animal (en general en todos los seres vivos, incluyendo a los virus). ¿Sabéis lo que es la muerte aparente? Es un comportamiento mediante el que algunos animales simulan estar muertos para poder sobrevivir. La vida no podría existir sin engaños, ¡no te engañes!

En la foto podemos observar una rana haciéndose la muerta «PhyllomedusaBurmeisteri (6)» by Popovkin – Own work. Licensed under CC BY 3.0 via Wikimedia Commons